En Mujer Plena, Mamá Feliz, descubrirás cómo liberarte de las expectativas, sanar heridas emocionales y cultivar una maternidad consciente. Este libro es una invitación a conectar contigo misma y transformar tus días en momentos de alegría y satisfacción.
Soy Yendi, madre, coach y autora de Mujer Plena, Mamá Feliz. A través de mis propias experiencias de vida y mi pasión por acompañar a otras madres, he aprendido que la maternidad puede ser plena, amorosa y satisfactoria. Te invito a recorrer este camino conmigo, sin juicios, con amor y la convicción de que todas podemos vivir la maternidad en paz y plenitud.
Descubre las expectativas que te frenan y cómo liberarte de ellas.
Ejercicios y reflexiones para sanar heridas y encontrar tu equilibrio.
Herramientas prácticas para disfrutar la maternidad en tu propio ritmo y estilo.
Reflexiones y ejemplos reales que te conectarán contigo misma y tus hijos.
Cómo mamá y mujer recomiendo mucho este libro a cualquier mamá que siente en sus entrañas una voz que le dice que hay algo más que lo que el mundo moderno nos dice; a cualquier mamá que quiere sanarse y liberarse porque para eso no hay un momento preciso. El momento es siempre ahora.
No importa si ya fuiste mamá o vas a serlo, la sanación viaja sin restricciones al pasado a liberarlo y al futuro a prepararlo aprendiendo a sentirte plena en el presente.
Yendi logra algo evidente en su impulso creador: dedicar un espacio sagrado y pleno a cuestionar la creciente exigencia de perfección que enfrentamos hoy en día en todos los aspectos de la vida, particularmente en el complejo acto de ser mamá.
En cada exploración y capítulo cuidadosamente extraído de su experiencia, confirmado con su innata curiosidad por saber más, Yendi deja suficiente espacio para que esa mamá, perfectamente humana, escuche, contemple, decida y encuentre su propio camino. Una tarea nada fácil de plasmar en un libro, pero que en este nace de una auténtica intención de servir.
Este libro es más que una lectura; es un acompañamiento hacia una maternidad auténtica y llena de amor propio.
Aquí te dejo algunos de mis fragmentos favoritos:
Cuando nos convertimos en madres, se nos abre un mundo completamente nuevo, lleno de aprendizajes, pero también de expectativas que, en muchas ocasiones, son completamente irreales. La clave para encontrar paz y satisfacción en este camino está en aprender a ajustar esas expectativas a la realidad de nuestras vidas, en lugar de intentar encajar en moldes que no nos pertenecen.
La maternidad no se trata de cumplir con expectativas externas, sino de nutrir a nuestros hijos y a nosotras mismas con amor, paciencia y comprensión. Es un viaje que se construye día a día, con momentos de incertidumbre y de duda, pero también con momentos de profunda satisfacción y alegría.
Esa voz interna con la que nos hablamos, que a veces es dura e implacable, fue el resultado de interiorizar los traumas de tu niñez. A veces ponemos mucha atención en no convertirnos en esa voz dura hacia nuestros hijos y nos olvidamos de cambiar la voz de la madre que se quedó en nosotros.
Y en ese acompañamiento, también estamos aprendiendo a ser madres, a confiar en nuestro instinto y a disfrutar de esos momentos únicos, sabiendo que cada despertar es una oportunidad para fortalecer nuestro vínculo.
Quiero ayudarte a encontrar tu fuerza interior, esa fuerza que te lleva a crear, que te impulsa a ser mejor cada día. Ese poder que llevas dentro, que nadie fuera de ti te puede dar. Eso que tú sabes es lo correcto, aquello que tú sabes que te hace feliz, te da tranquilidad y te regala paz.
Porque ahí radica realmente tu fuerza, en ser y hacer lo que la voz de tu corazón te dice es lo correcto. Descubrir tu esencia, fluir con la vida, acompañar desde nuestra experiencia el fantástico camino de la maternidad.
Si podemos destrozar las expectativas irreales que nos rodean —con información, con intuición, y sobre todo, con amor—, podemos encontrar una manera de vivir nuestra maternidad que nos brinde paz y felicidad. Podemos liberarnos de la necesidad de satisfacer a los demás y centrarnos en lo que realmente importa: el amor por nosotras mismas y por nuestros hijos.
La sanación es un acto profundamente valiente. Requiere que nos enfrentemos a nuestras heridas con honestidad, que seamos conscientes de nuestros miedos y limitaciones, y que nos ofrezcamos amor incondicional en el proceso.
No es fácil, porque sanar significa también hacernos responsables de lo que hemos vivido y de cómo queremos transformarlo. En un mundo donde evadir la responsabilidad es la opción más fácil, donde a menudo se nos anima a ignorar nuestras emociones o a proyectar la culpa hacia el exterior, el acto de sanar se convierte en un verdadero desafío.
Me tomó meses empezar a sentirme mínimamente competente en mi rol de madre. Incluso ahora, 14 años después de ese momento, sigo teniendo momentos de duda. Pero algo ha cambiado profundamente en mí: el trabajo interno, esa búsqueda constante de sanar y entenderme a mí misma, me ha llevado a experimentar una maternidad más plena y gratificante.
Mi objetivo con estas páginas es compartir contigo esas herramientas, reflexiones y aprendizajes que me han permitido no solo superar los retos de la vida, sino también encontrar una maternidad que se vive desde el amor, la conexión y la autenticidad.
Las mujeres tenemos el poder de transformar el mundo, pero solo si nos permitimos ser quienes realmente somos, sin miedo ni vergüenza. Al revalorizar lo femenino, no solo estamos sanando nuestras propias vidas, sino que estamos contribuyendo a la creación de un mundo más equilibrado, más justo y más humano. Un mundo en el que el éxito no sea una cuestión de género, sino de autenticidad.